Ni aunque se nos acabe la carretera

He metido en la maleta cuatro botes de caramelo, ochenta hojas de papel, siete bolis de colores y muchos paquetes de klínex para las once películas que he puesto entre mis calcetines de rayas. He intentado que entrara también el gato, pero me ha arañado y me ha bufado mientras caminaba hacia su cojín con los bigotes estirados, así que he cogido tiritas por si a ti se te han acabado. Me he colgado la cámara al cuello, los miles de carretes están dentro de los zapatos, en la maleta. Voy a comprarle una correa al gato, como la de los perros, porque aunque no le guste, ya sabes lo remilgado que es el minino, se viene conmigo. No se me olvidan las ganas de verte, esas las guardo en el bolsillo de la chaqueta. Y no se me van a gastar, ni aunque dentro de quince minutos huyamos juntos y se nos acabe la carretera.

4 comentarios:

  1. ¡Qué romantico! Una huida de enamorados y con un gato incluido, a lo desayuno con diamantes! jaja

    ME ENCANTA

    Besos :)

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  2. Menuda aventura, suena divertido. Aunque yo preferirìa que me acompanye un perro! qué disfrutes de la escapada.
    Saludos!

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  3. Si se acaba una carretera, pues se empieza otra :)

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  4. Oye, oye, que a los gatos nada de correas, que eso es para los tontos de los perros.


    (mimodeesquimal)

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