Chinchetas

Marta tiene el corazón cubierto de chinchetas, una por cada vez que le hacen daño. Una por cada excusa de Lucía, otra por las disculpas inexistentes de Iván e incluso alguna que se ha puesto ella misma. Esta mañana se ha llenado el último hueco que le quedaba y, como ya estaba harta de los pinchazos, ha guardado el corazón en una caja y lo ha metido bajo la cama. Ha saltado por la ventana y ha volado entre los rayos de la tormenta eléctrica mientras disfruta del verano.