Magia

A Elisa le gusta la Navidad. Le gustan las luces y la nieve. Siempre le había gustado aunque hubiese vivido toda su infancia en la calle. Ahora a sus veintipocos, en estas fechas, cuando los hombres salen de su casa ella se acurruca desnuda en la cama y mira como nieva por la ventana. La nieve le recuerda a esos polvos blancos, esos que compra con el dinero que dejan sobre su mesilla los desconocidos que se sacian con su cuerpo antes de volver a sus casas con sus familias, esos que le ayudan a creer aún más en la magia.

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