Sonrisas, miradas y camisetas blancas que no tapan nada.

Siempre dices lo primero que se te pasa por la cabeza. Sonríes con tantas ganas que me haces reír a mi también. Y te sientas sobre la mesa vestida únicamente con una camiseta blanca que deja ver casi el final de tus muslos. Entonces es cuando me miras mordiéndote el labio y con destellos de lujuria en los ojos, como diciendo fóllame. Y lo hago, ahí sobre la mesa y con tu camiseta blanca, te follaría siempre y no me cansaría.

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